La noche del 20 de enero de 1960, Juan Pablo de Lojendio, un arriscado embajador de Franco, arrebatado por el amor patrio herido, interrumpió una arenga televisiva de Fidel Castro y exigió, gallardo, su turno para rebatir las acusaciones de conspiración contra la Embajada de España. Le dieron 24 horas para abandonar el país. El 26 de julio de siete años antes, el líder cubano y 79 milicianos habí...
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