A veces la única cosa que se interpone entre un artista y la verdadera grandeza es la falta de una buena mascota. El compositor alemán Richard Wagner confió en su cavalier king Charles spaniel, Peps, para guiarlo a través de la creación de Tannhäuser, una épica ópera sobre la lucha entre el amor sagrado y profano. Peps tenía su propio taburete junto al piano de Wagner, y en cualquier momento que este tuviera alguna dificultad con la composición, seguía las órdenes del perro.
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