El beso robado en la boca que el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, plantó a la jugadora de la selección nacional Jennifer Hermoso el domingo tras la pírrica victoria frente a Inglaterra no fue un “pico de amigos”, como Rubiales lo calificó en un primer momento. Fue, según varias expertas consultadas ayer por este diario, “un acto de machismo y acoso por parte de un jefe poderoso hacia una subordinada”. Sin embargo, la justicia tiene difícil perseguirlo si no hay denuncia de la agraviada.
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