Durante años se ha intentado perfeccionar un corazón artificial que no se estropee, envejezca o produzca trombos e infecciones. Cohn y Frazier han desarrollado un corazón artificial, o algo así, que parece que funciona. Lo único, es que no es un corazón. No hay latido. Si un paciente tuviera uno de sus corazones, el paciente parecería muerto.
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