Si mi enemigo está en lo cierto, le dijo a su mujer, entonces este Dios es un Dios malicioso, para quien la vida de los vivos carece de valor; y yo querría que los hijos de mis hijos lo supieran, y que conocieran mi enemistad hacia ese Dios, y que me secundaran en mi enfrentamiento a ese Dios y en el desafío a sus propósitos. Salman Rushdie, Dos años, ocho meses y veintiocho noches (2015)
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