Las relaciones entre los gobiernos español y catalán pasan por su peor momento, con una diferencia: parece que ya no interesen a nadie. Se han cumplido cuatro años de la moción de censura que, de forma imprevista, llevó a Pedro Sánchez a la Moncloa. Sánchez llegaba al Gobierno pocos días después de que la investidura de Quim Torra pusiera fin a la aplicación del artículo 155 a raíz de los hechos de octubre de 2017. Entonces la cuestión catalana era un asunto prioritario para la política española.
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