Tenía todo el proyecto de la nueva quesería a punto, tan sólo me faltaban comprar algunos utensilios pero ya no me alcanzaban mis ahorros agotados. Los últimos años habían sido pésimos para mi pequeña explotación de vacuno. En nuestra zona dos grandes marcas controlan toda la compra de leche y marcan unos precios cada vez más bajos. La subida de precios de los cereales para el pienso, me remató. Cuanto más producía, más perdía. Pensé que siendo un emprendimiento que generaría al menos un par de puestos de trabajo, la administración me apoyaría.
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