El propio Luis Miguel ha sostenido que saltó con su hijo -de 10 años- a la cuesta de Santo Domingo después de que sonase el cuarto cohete, que anuncia oficialmente el fin del encierro y autoriza a saltar a la calzada a todos los transeúntes, incluidos los niños, y que los cabestros de cola, pese a su tamaño, son mansos y no suponen ningún peligro para la salud física de los corredores.
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