Estamos ante la manida leyenda del ser humilde, en este caso pastor de cerdos, convertido en el todopoderoso hombre de negocios a base de esfuerzo y tesón. Sin embargo, biografías como la que firma Pere Ferrer, borran de un soplo fabulaciones de este tipo. Basta una anécdota de la edad escolar del biografiado: robaba cigarrillos a su padre, los encendía en la escuela y los vendía a sus compañeros a un céntimo la calada.
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