A Javier Lozano Toral casi nadie le conoce por su nombre de pila salvo en su casa, en los juzgados valencianos y en cárceles como la de Picassent. En la calle algunos le llaman Javito. Otros, a causa de una herencia familiar, le dicen Papelito: es el mote de su padre. En cambio, para muchos policías y guardias civiles de la capital del Turia y de los pueblos de alrededor es Zipi Zape. Se debe a las letras tatuadas que luce en los dedos de sus manos. Se las grabó en la piel por sus dos hermanos pequeños, uno rubio y otro moreno.
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