Un proceso de investigación está en marcha para determinar si los síntomas de autismo que sufre un niño de Ibi de tres años pueden deberse a una posible intoxicación con algunas de las vacunas que le han sido administradas desde que nació. El pequeño tiene 12 veces más mercurio de lo habitual en sus tejidos, algo que el padre, Manuel García, relaciona con la presencia de una mínima cantidad de este metal pesado en las vacunas que recibió contra la hepatitis B, la haemophilius influenzae tipo B, la poliomielitis y la DTP, por un componente.
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