En 2012, Donald Trump dejó claro cuál es su opinión sobre el cambio climático. No existe. Es un fraude, una invención que tiene un origen muy concreto (China) y una intención (perjudicar a la industria de EEUU). No fue la única vez en que sostuvo esa descalificación que va contra el consenso científico. Ya como presidente, sigue pensando lo mismo. Y lo ha dejado claro en su primer proyecto de presupuesto, donde el mayor recorte se lo lleva el Departamento de Medio Ambiente, que pierde un 31% de su presupuesto y unos 3.200 trabajadores.
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