La medida adoptada el martes por el CEO, Pat Gelsinger, tiene como objetivo restaurar la reputación de Intel tras sus errores tecnológicos. La estrategia desafiará directamente a las otras dos empresas del mundo capaces de fabricar los chips más avanzados, la taiwanesa Semiconductor Manufacturing (TSMC) y la coreana Samsung Electronics. Y también tratará de devolver el equilibrio de poder tecnológico a EE.UU. y Europa, ya que los líderes de ambos continentes están preocupados por los riesgos de concentración de fabricación en Taiwan…
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