Sigue causando estupor, mezclado con vergüenza, que no se publiquen previamente en las estadísticas oficiales de la Agencia Tributaria las escasas cifras que sí obran en poder de la Corporación católica: es la Administración Pública la que debería ofrecer dicha información como corresponde, al ser la iglesia católica la beneficiaria de esta cuantiosa subvención pública: 249.051.689 euros – más de 41.000 millones de las antiguas pesetas-. ¿Por qué esta información no es de conocimiento público? ¿A qué obedece este privilegio?
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