Nunca ha existido -ni puede existir- la seguridad plena. Por el contrario, cuanto más nos obsesionamos con ella, más inseguros nos sentimos y lo que es peor, ponemos en segundo plano valores como la libertad y la tolerancia. Nos encerramos, nos limitamos. Nos excluimos y excluimos a los demás. Lo nuevo, lo diferente, lo “fuera de serie” se transforma en una amenaza. Fobias y pánicos aparecen en escena para protegernos de todo lo que nos saque de la zona de seguridad.
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