El caso del consulado de Senegal en Barcelona pone el listón del humor a una altura imbatible . Incapaces de replicar con un chiste la noticia que ya es un chiste en sí misma (y de los que te salvan la semana, para más señas), sólo nos queda llorar. Concretamente, llorar al sindicato de humoristas exigiendo que se respeten nuestras competencias.
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