Se quejan los sindicatos de una campaña de los medios para desprestigiarles. También están quienes revolotean alrededor de algo que huele raro. Véase por ejemplo a una tal doña Almudena Grandes, diciendo cosas tan inteligentes como que le cae mal la jueza Alaya porque va maquillada a trabajar a las ocho de la mañana. Colocar el listón tan bajo hace que ni exista un debate: si las formas son tabernarias, simplemente no puede existir el diálogo.
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