Los personajes extravagantes suelen ser tan divertidos como pesados pero normalmente ambas características vienen de serie y resultan imposibles de separar. Fue el caso de Dexter, cuya rocambolesca biografía parece el argumento de una película de los hermanos Marx. Fuera complejos y viva la vida, a ser posible sin vergüenza alguna y cuanto más loca mejor. Y si ello conduce al éxito en todos los niveles, casi habría que considerarlo como un ejemplo a seguir; al menos el cachondeo estaría asegurado.
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