Las señales y la instrumentación ferroviarias se centran en gestionar imprevistos. El maquinista siempre conoce la línea de antemano. Nunca hay improvisación, ni aprendizaje sobre la marcha, ni ir tirando por vía obedeciendo señales. Cuando un maquinista lleva un tren en un recorrido lo hace tras haber sido homologado para conducir ese tren en ese trayecto determinado. La línea la tiene memorizada y aprendida. En caso de imprevistos, todos los sistemas en un ferrocarril moderno responden por defecto hacia su estado más seguro.
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