Lo jodido no es que venga una musicóloga a decir que algunas letras de Sabina desprenden cierto tufo patriarcal, sino que se entienda que una canción machista es peligrosa. Sobre todo, porque vienen detrás un puñado de monjas posmodernas que dicen que el ripio es un ataque y el chiste una apología de la violación. Esto es lo que convierte a una parte del feminismo en una máquina censora.
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