Para los jóvenes de Gaza tener el pelo ligeramente largo, peinado en punta con gomina o con un estilo «moderno» y «occidental» puede acabar en una detención policial y un rapado de la cabeza forzoso en la comisaría. Al movimiento islamista Hamás, que gobierna en la franja palestina, tampoco le gustan los pantalones caídos, con ese nuevo estilo de los adolescentes en los que la ropa interior queda a la vista y que las autoridades consideran «indecente» y «contrario a la moral islámica».
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