Lo primero que hay que dejar muy claro, de una vez por todas, es que un contrato laboral supone trabajar por cuenta ajena, lo que quiere decir que eres ajeno a los problemas de la empresa al igual que eres ajeno a sus beneficios. Esto quiere decir que en ningún caso o circunstancia existe la posibilidad de que dejen de pagarte de forma legal. O dicho de otra forma: la empresa tiene que pagarte siempre aunque se esté hundiendo en la miseria.
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