Contundente y sin filtros, reafirma que “el pueblo que vota a sus verdugos no merece la pena”. Pero agradecido a su suerte, a una genética saludable y al legado familiar, levanta cabeza para refrendar que lo mejor de nuestro país, “de un país que fue pobre pero no un país miserable”, es su gente, esa que nunca ha perdido “el orgullo ni la alegría”.
|
etiquetas: gran wyoming , entrevista , izquierdas , a muerte