El Gobierno de España sondea a fabricantes chinos para reemplazar a Nissan en caso de que la compañía decida marcharse. Ante la posibilidad de que la multinacional anuncie este jueves que deja la Ciudad Condal, el Ejecutivo ha emprendido una incipiente labor comercial en busca de alternativas para mantener la producción y el empleo. En paralelo, Moncloa pretende que Nissan mantenga la actividad al menos uno o dos años en las instalaciones para garantizar una transición suave. El Ejecutivo advierte de que salir le costará 1.000 millones.
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