Los concursos de belleza, en sí, ya huelen a rancio. Pero la competición, lejos de ser emocionante, o de resultar siquiera estéticamente agradable, se reduce a una serie de maniquíes cortados por el mismo patrón. O eso creíamos hasta que nos hemos enterado del concurso Miss Belleza Moral, organizado en Arabia Saudí. Cuatrocientas mujeres desfilaron por la pasarela, quizá en bañador, aunque no es seguro, porque el velo integral obligado en el país ocultaba cualquier centímetro de piel. Relacionada en
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