¿Qué tienen en común un gato y un teléfono? Fueron la misma cosa en un experimento realizado en 1929 por el profesor Ernest Glen Wever y su ayudante de investigación Charles William Bray aquí, en la Universidad de Princeton. Wever y Bray tomaron un gato inconsciente, pero vivo, y lo transformaron en un teléfono en funcionamiento para comprobar cómo percibe el sonido el nervio auditivo. Para hacerlo, primero sedaron al gato y abrieron su cráneo para tener mejor acceso al nervio auditivo, al que luego se conectó un cable telefónico.
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