Baltasar Garzón abrió la causa por las desapariciones del franquismo sobre la base de que este tipo de delitos nunca prescriben -art. 131.4 del Código Penal-. El problema es que aquí en España a partir de la Ley de Amnistía de 1977 que posibilitó la transición española, todos estos tipos de crímenes quedan borrados. Y de ahí la controvertida paradoja de que Garzón, paladín internacional de la jurisdicción universal, inquisidor de dictadores en Argentina o Chile, haya podido aplicar la normativa en el extranjero pero no en España.
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