Los dinosaurios ya no son solo aquellos animales con piel de lagarto y aspecto terrible de los que sólo quedan huesos y dientes que nuestra imaginación se ha encargado de rellenar con gran éxito de público. Las investigaciones llevadas a cabo en los últimos años han cambiado la imagen por completo. Ahora sabemos que muchos de ellos tenían el cuerpo cubierto de plumas, que empollaban amorosamente sus huevos en nidos y compartían, como muchas criaturas actuales, enfermedades y parásitos.
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