Además de las notas de azahar o los trazos de sándalo que promocionan en la publicidad, los perfumes pueden contener otros ingredientes que los fabricantes no nos dicen. Entre ellos ftalatos, neurotoxinas y almizcles sintéticos. No hay una posición unitaria con respecto a la toxicidad de estos componentes para el organismo humano, aunque sí estudios hechos en otros animales que señalan efectos muy negativos. Sea como fuere, no son sustancias que quisiéramos tener corriendo por nuestro torrente sanguíneo.
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