La supuesta prevaricación y las contrataciones irregulares del antiguo presidente de la Diputación de Orense, por citar uno de los últimos casos de corrupción aparecidos en la prensa, supone una fórmula de gestión habitual y extrapolable a otras muchas administraciones públicas españolas. La Administración ha sido secuestrada por los políticos y se ha convertido en una fuente de corrupción. El clientelismo y el nepotismo han sido la única forma de gestión.
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