En un país donde sobran los problemas, a los funcionarios de las oficinas de matriculación de Afganistán, les ha surgido uno de los más extraños: la aversión de los afganos por las placas que contienen el número 39. Las nuevas placas se acumulan en el departamento de tráfico de Kabul y las ventas de autos se han visto afectadas. Por alguna razón desconocida, a los afganos les avergüenza este número.
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