Como vasca, he observado durante toda mi vida cierto tabú en relación a la expresión de los sentimientos. Se educa a los niños para ser fuertes y no está bien visto mostrarse débil o llorar, y se fomenta el autodominio y la templanza. Por supuesto, un llorón no está bien visto en ninguna parte, pero no es sólo eso: las muestras de afecto son menos habituales y existe cierta rigidez al respecto. Hasta que me fui a vivir fuera pensaba que...
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