La subvención de la educación en Holanda se basa en un sistema dual que combina becas y préstamos. Antes, los jóvenes recibían 100 euros al mes por el hecho de seguir con sus estudios más allá de la enseñanza obligatoria, sin importar el nivel económico de sus progenitores o si elegían Formación Profesional o universidad. Esa cantidad aumentaba a 280 euros si se iban del nido familiar, lo que impulsaba su emancipación. “No cubría todos los gastos, pero era una ayuda muy alentadora”. Sólo había una condición: que aprobaran todo en 10 años.
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