El abandono de los espacios es la cara más visible del legado de los grandes eventos deportivos. Para algunas ciudades, como Madrid, las estructuras fantasmas llegaron incluso sin haber celebrado los Juegos… o precisamente por eso. Las que iban a ser las mejores piscinas del mundo han quedado en 99 millones de euros en una gran mole de hormigón que posa junto al Wanda Metropolitano. Sin agua. Y sin un cup of café con leche in Plaza Mayor.
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