Cuando se produce un atentado, agencias y medios internacionales asumen con disciplina la versión oficial de los gobiernos. Salvo que este se produzca en Venezuela. Entonces, el intento de asesinato de un presidente electo se convierte en un “supuesto atentado” o un “incidente con drones” . Los autores no son terroristas, sino un “grupo rebelde”. Y la prensa dedica páginas completas a las “dudas y puntos oscuros sobre la versión oficial”, que apuntan a un hipotético “montaje” o “autoatentado”. Es la apología del terrorismo a la carta.
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