En el libro, autobiográfico, los alumnos no hacen caso, se muestran hostiles con los profesores, les insultan, no dejan de hablar durante la clase, juegan a encestar papeles en la papelera, hacen preguntas absurdas, se quejan por cualquier cosa, cometen faltas de ortografía inconcebibles, no entienden lo que leen, se quedan dormidos. A menudo es la ironía el arma con la que el profesor se enfrenta a estas condiciones para dar clase. Enseñar es casi lo primero a lo que renuncia. Se trata de llegar al final del día manteniéndose en sus cabales.
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