Ahora que tanto se habla de libros para el verano, de eso que hay que leer, recomendaciones variadas sobre lecturas de todo tipo, me parece que no viene mal recordar que un libro no deja de ser un montón de papel y tinta, o de bits, dependiendo de cómo sea consumido. Lo importante de un libro es que lo que en él se narra, lo que enseña o lo que pueda divertir y, si por muy recomendado que esté por grandes sabios, resulta que nos parece un tostón, pues nada, se cierra y hasta nunca...
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