Para conseguir que los delfines lleven a cabo estos trucos circenses estúpidos, el entrenador debe conseguir un control total sobre ellos. Esto se consigue aprovechándose del apuro en que se encuentran los delfines cautivos sin ningún otro recurso. Dependen, única y exclusivamente, de los cuidadores quienes les alimentan. Una vez los delfines hambrientos se han rendido hasta comer pescado muerto, el entrenador les enseña que solamente cuando llevan a cabo el comportamiento y el guión deseados reciben como recompensa: pescado.
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