Cada año en el desierto de Arizona, en la zona donde habitan los indios Tahono O’odham, fallecen un promedio de 1.500 inmigrantes y sus cuerpos son presa de animales y de las inclemencias del tiempo. Más del 80% son mexicanos y desde hace 14 años han muerto más de 10.000, pues los estadounidenses reforzaron la vigilancia e hicieron más estrictas las leyes migratorias. Ante esta situación buscan rutas inhóspitas donde enfrentan a la delincuencia organizada, la patrulla fronteriza, temperaturas extremas y animales peligrosos.
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