"Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí." Este cuento de Augusto Monterroso es conocido, erróneamente, como el cuento más breve del mundo, algo que a él le significó una fama que le desagradaba. Hay al menos tres microrrelatos más breves que ése de siete palabras del guatemalteco. Parada muestra su especial predilección por uno, de únicamente seis, de José Antonio Martín: "Había una vez un colorín colorado". También en seis, Max Aub resume: "Lo maté porque era de Vinaroz".
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