El fascismo, neofascismo o post-fascismo son conceptos que a los que votarán a Marine Le Pen, como a los que apoyan a Vox, les importan poco, pero el peligro para la democracia es el mismo. En Francia y también en España aunque aquí haya partidos y muchos medios que miren a otro lado. Casi sin darse cuenta -es mejor pensar que no fue a propósito- algunos matinales televisivos incorporaron la agenda que la extrema derecha quería. Sirva de ejemplo el serial dedicado a las ocupaciones
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