El régimen represivo se ha intensificado durante las últimas semanas, persiguiendo las voces disidentes que no se encuentran ya en prisión o forzadas al exilio. La policía en El Cairo, vestida de civil, detiene a los viandantes de forma aleatoria para revisar los teléfonos móviles y sus publicaciones en las redes sociales. Informes emitidos por Amnistía Internacional o el grupo de relatores especiales de Derechos Humanos de la ONU alertan del peligro en el que se encuentran los participantes de posibles protestas.
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