Con un 47% de españoles remisos a vacunarse, cabe preguntarse si es conveniente propalar las dudas que surgen sobre el complejísimo proceso de desarrollo, financiación y autorización de estos fármacos. La respuesta es un rotundo sí. El arma contra la desinformación no es otra desinformación de sentido contrario, sino la transparencia y la racionalidad. Si mucha gente tiene dudas legítimas ―no hablamos aquí de la minoría antivacunas― lo que debemos hacer es responderlas, con todas sus luces y sus sombras. La claridad les hará libres.
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