Si vives cerca de las vías del tren y estos pasan cada mañana a la misma hora, es muy probable que ni siquiera escuches el ruido, que para otros oídos poco acostumbrados pueden resultar perturbadores. Lo mismo ocurre si entras, por ejemplo, a una tienda de café: por más agradable que sea el aroma del café recién molido, cuánto más tiempo pases allí, ese perfume tan particular se irá desvaneciendo hasta volverse imperceptible para tu olfato.
|
etiquetas: consejos , cerebro , daño
<<En síntesis, es un truco sencillo: consiste en distanciarnos de las situaciones a las que nos hemos habituado, quebrando la rutina e introduciendo cambios.>>
Pues si el deseo de ascender viene motivado por la frustración que causa el propio trabajo que se desempeña, me parece que todos tenemos un problema muy gordo. Pero muy muy gordo.