Las mujeres no estaban sujetas a estas normas y carecían de praenomen, usando únicamente el nomen familiar (que podían cambiar al casarse para adoptar el del marido) más un cognomen si era necesario. Así, un matrimonio que tuviera una hija la llamaba por el nombre de la gens debidamente feminizado (por ejemplo, una hija de los claudios sería Claudia). Si tenía más de una se recurría a comparativos a modo de cognomen (Claudia Maior, Claudia Minor)...
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