Tengo una clase con treinta alumnos de entre 14 y 16 años[..]Con el número y pérfil de los alumnos la atención individualizada es una quimera, y que el único modo de enseñarles algo sin que la inmensa mayoría quede descolgado desde la primera semana es bajar el nivel e ir despacísimo, con lo que esto supone para los que podrían aprender mucho más[..]Todos son buenos chavales, víctimas, unos y otros, de un sistema que les aboca al fracaso colectivo. El elevado número de alumnos en esta clase tiene un origen muy sencillo: los recortes económicos.
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