Mucho antes de que George Bush Jr iniciara la cacería contra Sadam Hussein en el Irak de 2003, Washington había elaborado el mecanismo de la repartición de ese importante botín de guerra que prometía acceder a las segundas mayores reservas de petróleo mundial y a la colosal reconstrucción del país. De no ser porque ese documento de 99 páginas elaborado por la USAID se filtró a The Wall Street Journal y luego a The Guardian, es posible que muchas empresas de España y el Reino Unido se hubiesen quedado sin su parte del tesoro.
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