Las patrullas de la Guardia Civil de Tráfico con destacamentos próximos a autovías y autopistas tienen muy claro cuál es uno de los mayores peligros de esas vías de alta capacidad: los conductores que circulan en sentido contrario. La intervención de estos agentes suele ser decisiva. Desde que reciben el aviso de que un conductor circula por la calzada equivocada, cuentan con menos de diez minutos para localizarlo e interceptarlo. Más allá de ese tiempo, el riesgo de accidente se multiplica.
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