Benito Mussolini quería a toda costa que Italia acogiera el segundo Mundial de la historia tras la cita de Uruguay. La intención de Il Duce no era otra que hacer propaganda del régimen fascista en Italia y en el resto de Europa. Por eso, el dictador no dudó en utilizar cualquier artimaña que estuviera a su alcance no sólo para que Italia fuera el centro del fútbol mundial en 1934 sino también para que la ‘azzurra’ se proclamara campeona del mundo en un torneo con muchos interrogantes.
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