Como ha sido la tónica a lo largo de estos cinco años de crisis, el optimismo inicial del “rescate” a Chipre permitió prolongar un relajado desayuno mientras las bolsas trepaban el 1,5% y 2 por ciento anunciando el fin de las calamidades. Sin embargo, la alegría no alcanzó a llegar a la hora de almuerzo cuando las palabras del Presidente del Eurogrupo y ministro de Finanzas de Holanda, Jeroen Dijsselbloem, advertían que el programa de rescate de Chipre representaba el nuevo patrón que asumiría la UE para los problemas bancarios del Eurozona.
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